30th Sep2011

Jog Falls: cascadas, monetes, y europeos

by Lluís

‘Cuando el observador se convierte en observado’, bonito concepto. Había oido hablar de ello pero, como tantos otros tópicos típicos, no creí en ello.

Era un bonito domingo caluroso. No habíamos salido de weekend trip con lo que teníamos planeado una perfecta visita dominguera a unas cascadas muy famosas de la India: las Jog Falls. Con más de 250 metros de altura son el segundo espectáculo de agua vertical de la India. La foto venía servida en bandeja de plata:

Jog Falls

Tras 5 horas de autobús, con sus respectivas curvas y baches, y más de 2000 (dos mil!) escalones, alcanzamos la base de la espectacular cascada. Es indescriptible. Pero lo intentaré: cierra os ojos, ponte de pié, imagina que llueve, el agua golpea tu cuerto, tu cara, cada poro de tu piel; pero el agua no viene de arriba, viene de frente, o por los lados, es cambiante… Abre los ojos; te lo perdiste.

Un poco de aventurilla, un chapuzón revitalizante, algún que otro resvalón peligroso, un pepino con curry,y de vuelta a subir 2 kilo-escalones.

Aquí acaba la parte turístico-natural, y entra la parte turístico-social. Eramos un grupo numeroso, llamábamos la atención entre multitud de indios (familias, grupos de amigos, excursiones de colegio…) que se habían acercado a pasar el domingo en el mismo paraje. No sólo llamábamos la atención, sino que de algún modo les creábamos la imperiosa necesidad de saludarte, darte la mano, preguntarte de dónde eres y, si superaban su propia barrera de timidez, te pedían una foto con ellos. Nunca me he hecho tantas fotos con desconocidos, por un rato me sentí cuán jugador del Barça entre fans (vale, que igual exagero, cambiad el símil de jugador del Barça a jugardor del Getafe Elche y se ajustará un poco más a la realidad).

Al principio me pareció curioso. Luego cansino. Al final del día pedía dinero a quien quiesiera fotografiarse conmigo.

Me sentí como un mono. Pero fue divertido.

 

Instantáneas

28th Sep2011

Son, el azoroso feliz vietnamita

by Lluís

– Are you hungry?
– Yessss
– Ok, wait me for five minutes, I’m gonna take a shower.
– Okeeey
Pero tras la ducha, Son duerme. Lluís suspira, la cena se cancela.

Y es que Son es, cuanto menos, impredecible. Durmiente a deshoras pero sonriente a todas horas. Con poco inglés que usar pero mucho que querer contar. Radiando una felicidad innata que a cualquiera puede contagiar.

Con él empiezo esta sección “Personajes caristmáticos”, una colección personal de cromos de toda la gente interesante con la que me estoy cruzando.

Son

Natural de Vietnam, dónde estudia Computer Sciences (Informática). Está en su último año de carrera, le queda un semestre para graduarse. Aquí en Manipal se ha dedicado a implementar un sistema de reconocimiento de huellas dactilares sobre entorno Matlab. Cosa fina, oiga. Me eneseñó el resultado final, y no tenía mala pinta para nada (y hasta conseguí entender mayormente como funcionaba).

Son ha sido mi primer roommate, el que me enseñó a pedir comida con el token system y no temer al picante. Aunque no hayamos estado juntos ni diez días, siempre recordaré su expresiva sonrisa y sus extraño (e improvisado (y original)) horario de sueño.

Hasta siempre Son. O, al menos, hasta que vaya yo de mochilero a conocer Vietnam.

27th Sep2011

Los “two minutes” indios, las vacas sagradas, y otras curiosidades diarias

by Lluís

Os voy a hacer cinc cèntims de curiosidades indias.

Una de las cosas que sabía previamente, y de la que recibí multitud de bromas jocosas antes de venir, es el tema de las vacas sagradas. Pues sí, doy fe de ello: las vacas campan a sus anchas por doquier. No es raro encontrate una vaca cruzando la calle, despreocupada, tranquila, y complicando, si es posible hacerlo aún más, el tráfico.

La mayoría de las vacas si tienen dueño, se puede fácil saber porque llevan un collar que las identifica. Existen, sin embargo, una buena cantidad de ellas que no son propiedad de nadie, son vacas salvajes (y sagradas) en toda regla.

Cualquier lector de este blog, sabrá de sobra que en la India no se come ternera. Las vacas se consideran animales sagrados por ser las “madres” de la vida animal: nos brindan su leche sin pedir nada a cambio, tal y como hacen nuestras madres cuando nacemos. Se domestican sólo para ser ordeñadas y obtener leche y yogures (exquisitos yougures, por cierto).

Vacas circulan libremente

Otro aspecto bien curioso es el pequeño ecosistema social que envuelve en el sector servicios y otros ámbitos de interacción social diaria.

Existe una extendida costumbre de llamar boss a los encargados de cualquier restaurante, cantina, o puesto de comida cualquiera. Quizás ese fuese el punto de partida, pero la realidad es que se ha convertido en un concepto extrapolable a personal de seguridad, conductores de autobús, vendedores callejeros, cualquier persona a la que preguntas como llegar a un sitio y te ayuda… Aún no siendo una falta de respeto, sino más bien una forma coloquial y cercanda de dirigirte al personal, debes llevar cuidado con no usarla en el contexto inadecuado. El problema vendrá el día que, sin querer, te dirijas así a un superior.

Una de las cosas que más me gustan y, por qué no decirlo, la razón principal por la de escribir esta entrada en el blog, es explicar los two minutes indios. Si preguntas a un indio cuanto falta para que salga la comida, te dirá que dos minutos. Si le preguntas cuanto le queda par acabar algo, te dirá que dos minutos. Si le preguntas cuanto falta para que llegue el autobús te dirá, puedes ya imaginártelo, que dos minutos.

Esos dos minutos nunca serán dos minutos, entendidos como 120 segundos: igual pueden ser cinco minutos que media hora. El quid de la cuestión es que, a mi parecer, para ellos dos minutos no es una forma literaria de expresar el paso de una cantidad de tiempo (dos minutos), sino que debe significar un concepto más abstracto: algo así como “un ratejo”, “un momentín” o “tómatelo con calma, ya mismo te atiendo”.

Bromeo constantemente con esto, la verdad. Si llego tarde a algún sitio, digo que he llegado dos minutos tarde. Cuando un camarero me dice que a mi comida le faltan dos minutos, le pregunto sin son europeos o indios. Pero tranquilos, siempre acompaño dichas bromas con una sonrisa, todo sea por evitar malentendidos.

Boss de los pancakes

Los indios no son famosos, precisamente, por su respeto al medio ambiente y sus valores ecológicos. Hablando claro, toda la india es un enorme estercolero. Vas a visitar el paraje más bonito posible, unas cataratas en medio de una jungla, y encuentras en el suelo más plásticos y basura que hojas. Eso está tristemente asumido, pero hay cosas que rozan lo absurdo…

Por ejemplo, en muchos sitios turísticos tienen papeleras (“papelera”, suena a algo muy excepcional). Las papeleras suelen ser figuras grandes y llamativas, de animales o de la naturaleza, y con un gran rótulo que suele decir “use me”. Hasta aquí nada fuera de lo normal, parece que se trata de una papelera normal y corriente, de una muestra de actitud por cambiar esto, el primer paso hacia el gran cambio ecológico…

Error. La ilusión termina cuando miras detrás de la papelera y ves que tiene un enorme hueco por el que sale toda la basura que echas, probablemente hacia el mar, cayendo ladera abajo, o, simplemente, acumulándose en el suelo. Es un bonito sistema para no tener que vaciar nunca las papeleras.

Por último, permitidme hacer una excepción en este post, vayámonos al otro extremo, desmontemos un mito.

Por todos es conocida la expresión “fila india”. Incluso, he comprobado, que también existe dicho concepto en otros países europeos. El concepto de “fila india” se basa en la idea de hacer fila individual, uno tras otro, esperando pacientemente tu turno con un determinado propósito.

Pues bien, eso tiene de indio lo mismo que yo: la intención. Los indios no respetan ningún tipo de cola o turno a la hora de pedir comida o entrar a algún sitio. Tampoco les importa interrumpir una reunión con tu jefe, cerrar la puerta del ascensor sin esperate (aún viéndote llegar), o flanquearte para entrar al autobús antes que tú.

No se trata de un comportamiento contra los occidentales ni nada por el estilo. Tampoco es, para ellos, ninguna falta de respeto. Es, simplemente, la forma más natural de hacer las cosas: competitividad social masiva, a pequeña escala diaria.

Lo sé, sólo han sido cuatro céntimos. Lo compensaré, tengo algunos más en el bolsillo.

23rd Sep2011

Kochi Kochiii

by Lluís

Mi primer weekend trip fué hacia el sur, huyendo del monzón y en búsqueda del ansiado y prometido sol. El destino fue Kochi.

El procedimiento básico de una excursión de fin de semana es el siguiente: se sale de Manipal el viernes por la tarde-noche, se pasa la noche en el bus (que no implica poder dormir), sábado y domingo para visitar el lugar en cuestión, y el domingo noche trayecto opuesto con las mismas condiciones. El lunes por la mañana llegamos y vamos a trabajar del tirón.

Kochi es una ciudad costera del estado de Kerala, al sur de la India, y una de las pocas regiones dónde la religión mayoritaria no es la hindú. Kochi era un enclave importante en la India Colonial, sirviendo de puerto marítimo de exportación de especias y materias primas. Mientras franceses y ingleses peleaban (no siempre literalmente) por controlar el norte de la India, los portugueses tenían el control de varios puertos del país, entre ellos la ciudad de Kochi, también conocida como Cochín.

Una representación multinacional (alemana, servia, montenegrina, española, mejicana, estadounidense y portuguesa) se aventuró ansiosa de conocer dicho lugar. Así pues, nos encontramos con una ciudad con iglesias cristianas y santos católicos, dedicada a la pesca y al comercio marítimo, con poca afluencia turística y mucho sol (demasiado para algunos europeos del norte).

Visitamos las Chinese Fishing Nets, aún preguntándonos qué tienen de ‘Chinese’ un tipo de pesca que no se practica en China. Consisten en una estructura de madera que contiene redes gigantes y que, antes del amanecer, mediante poleas los pescadores las sumergen en el agua (como si se tratase de una catapula inversa) y esperan a las despistadas presas.

Kochi Chinese Fishing Nets

En los alrededores de dichas redes, hay un mercado de pescado fresco y souvenirs estúpidos (no podía ser de otra forma) . Viendo la buena pinta que luce el pescado del día, decidimos comprar un barracuda, junto con algo de calamares y cigalas, para la noche. La cena fue, sencillamente, exquisita.

Al día siguiente el protocolo turístico manda visitar las Backwaters. Un relajante y pacífico paseo en barca por los remansos de agua que se forman en las zonas costeras del sur de Kochi. No se trata tanto de remar, sino que los barqueros empujan la barca contra el fondo de las aguas utilizando largos palos de bambú.

Algunos pasajeros duermen plácidamente, otros se enfrascan en alguna lectura, hay quien saca su reflex buscando capturar instantes, mientras hay quien, simplemente, se dedica a contemplar el paisaje y a sus gentes. Si a esta paz añadimos una comida exquisita servida sobre hojas de plataneras, la jornada se vuelve en algo sublime; perfecto para digerir los efectos secundarios de la fiesta de la noche anterior (sí, porque siempre hay cosas que no se cuentan).

Kochi Backwaters

Horas más tarde los recuerdos de esa tranquilidad resuenan a sueños olvidados. Estamos de vuelta en el bullicio de la ciudad, subiendo a un autobús dónde pasar la noche, y dejando atrás el encanto de Kochi para volver a nuestra ajetreada ciudad de acogida.

 

Instantáneas

21st Sep2011

Sobre el tráfico

by Lluís

Fué una de las primeras cosas que me llamaron la atención, hasta el punto alarmante de temer por mi propia vida.

Las carreteras en la India, al menos en todo el sur, están en un lamentable estado. Incluso lo que ellos llaman “Main Road” no es más que una doble carretera, doblemente lamentable.

Pero no es tanto el como está la carretera, sino la peculiar forma india de conducir. El claxon es utilizado de forma continua, no como indicador de alarma, sino más bien como indicador de presencia. En las carreteras puedes adelantar a quien te propongas si cumples el requisito básico de que tu coche sea más consistente que el que tratas de adelantar. Esto da prioridad a una rickshaw sobre una moto, a un coche sobre una rickshaw, a un autobús sobre un coche… y así succesivamente.

Una carretera no se divide en carriles, simplemente se circula por dónde uno considera más conveniente en función del tráfico en sentido contrario, baches abruptos en la carretera, peatones cruzando, y posibles vacas estacionadas en el centro. Así, puedes conducir por el centro, lo que te permite tener mejor vision para adelantar al vehículo que te precede (previo claxon ensordecedor, por supuesto).

Sobre el tráfico

Desde el punto de vista el peatón, la cosa no mejora. El truco está en no temer a los vehículos motorizados, y confiar en tener en tu mente un mapa sonoro completo de por dónde se acercan estos. Con esas herramientas, y si no te equivocas mirando al lado por dónde vienen los vehículos, trata de cruzar sin dudar ni dar marcha atrás.

La foto adjunta es la carretera que cada día debo cruzar (varias veces) para ir de mi piso a la universidad. No os dejéis engañar por el semáforo, no tiene ningún tipo de autoridad. Es la carretera principal (aka ‘Main Road’) de la ciudad en la que vivo y, por tanto, se permite el lujo de tener dos carriles y hasta una mediana.

Pasados unos días, no sólo te has acostumbrado al tráfico, sino que te parece hasta más seguro que el estilo civilizado (mal llamado ‘occidental’). El hecho de que todo el mundo cruce por donde quiera hace que los conductores estén más atentos a los peatones y, por otro lado, el estado de las carreteras te asegura que los coches no irán excesivamente rápido.

20th Sep2011

¿Hacía falta?

by Lluís

La respuesta es sencilla y previsible: no.

Hoy hace una semana que aterricé en tierras indias. Ya he superado el shock cultural y empiezo a estabilizarme en este gran torbellino que es vivir en la India.

Este diario no lineal nace por un lado para contar mis experiencias a toda la gente que me echa de menos, o que, simplemente, se pregunta qué demonios estoy haciendo aquí. Por otro lado escribo para mi, para mi mismo, para no olvidar todas las emociones que a cada momento me están golpeando.

Espero que lo disfrutéis al menos la mitad de lo que yo lo haré escribiéndolo. Si no es así, siempre queda la opción de cerrar la pestaña y seguir navegando por la gran red de redes. Sed bienvenidos.

Un saludo!

¿Hacía falta?